
Por RICARDO MONTENEGRO-VASQUEZ*
Un país que va de la euforia a la depresión, de la tristeza a la alegría , del escepticismo a la esperanza inicia con optimismo el arribo al Palacio de Nariño de Juan Manuel Santos. Y mientras nos llega la nueva angustia, se nos habla de unidad nacional en torno a las expectativas de prosperidad económica por las que votaron muchos y frente a las que nos abstuvimos otros tantos millones.
Ante la oscilación prefiero estar en el justo medio y esperar ser sorprendido por el cumplimiento de las promesas de buen gobierno que nos hace el nuevo Presidente rodeado de un gabinete de lujo con formas y maneras distintas...