Por Ricardo Montenegro-Vásquez*
Con la estrategia de "la ropa sucia se lava en casa", ha querido el gobierno nacional acallar las voces de los dirigentes de izquierda que valerosamente han denunciado el cáncer del paramilitarismo, que ha hecho metástasis en diversas instancias de nuestra sociedad. Políticos, empresarios, ganaderos y hasta religiosos cayeron en el facilismo perverso de imponer sus objetivos por medio de la violencia dejando miles de masacrados, millones de desplazados y una generación que tiene como referente equivocado que las acciones de fuerza son el camino adecuado, para alcanzar lo que se quiere.
Seguí el debate de Petro sobre la parapolítica en Antioquia y fui testigo de primer orden (porque estuve allí) del discurso de Piedad Córdoba en México, que en más de hora y media de brillante
intervención criticó, por igual, a los actores armados ilegales reclamándoles por la estupidez de la guerra y el secuestro. Así mismo, describió la impotencia de un pueblo decente que inerme observa cómo le son arrebatadas sus riquezas, cómo se les atropellan sus derechos, cómo se les maltrata su dignidad y cómo desde la legalidad gubernamental se otorga título de “Señor” y “Don” a corruptos, delincuentes y asesinos.
En la gráfica de izquierda a derechaPiedad Córdoba, Alpher Rojas, Director del IPL y el autor de estas líneas en México durante el Foro convocado por el Partido del Trabajo de ese país.
Patria, te adoro en mi silencio mudo" es el inicio de una poesía que repetimos en la escuela, el bachillerato y el ejército; la traigo a colación para recordar que la "patria" es la excusa de Uribe y su corte para cerrarnos la boca - en Colombia o exterior - a los que conscientes de que otra realidad más incluyente esta por construirse, vamos por el mundo acudiendo a la solidaridad internacional, por ser una herramienta efectiva para transformar tristes realidades, como las sufridas por Sudáfrica en la época del apartheid.
El silencio mudo que nos piden desde el gobierno, favorece a los que quieren impunidad para sus actos y nos hace cómplices ante la historia del horror que vivimos. Por eso, la Patria que muchos defendemos necesita en vez de ocultamientos y disculpas, claridades y responsables. Pedir callarnos es un pésimo mensaje para una sociedad con tragedias personales y colectivas que a gritos exige desde los sepulcros, las casas de cartón y los semáforos su urgente reconstrucción partiendo del conocimiento de la verdad, la aplicación de la justicia y la necesaria reparación a las víctimas. O lo hacemos nosotros, o lo hará el Mundo como lo hizo en Chile en el caso Pinochet.
La intervención internacional que reivindicamos es a favor del pueblo colombiano, no en su contra, por ello no le ofende. Demandamos comprensión a nuestra realidad, apoyo a un acuerdo humanitario para la libertad de los 5.000 secuestrados, boicot a las empresas que pagan asesinatos con motosierra, cese de fumigaciones a la gente de las fronteras e intervención a las cuentas que en el exterior tienen los bandidos.
No se trata de más visas, ni de oprobiosas requisas en los aeropuertos de otras naciones. Al contrario, queremos de los demócratas del planeta apoyo a un pueblo sitiado por la corrupción y la violencia, no a un gobierno elegido en vastas zonas del país a punta de fusil, que miente en foros multilaterales, embajadas y consulados, a los que envía funcionarios pringados con sangre de inocentes.
El intolerable comportamiento gubernamental en contra de la oposición, se asemeja al del cobarde hombre machista que golpea a su mujer en la noche y en la mañana compra su silencio para que no le denuncie, esgrimiendo el argumento de que el "hogar" y la "familia" están primero. Pero ¿qué tipo de familia y hogar son viables, cuando se le conculca a uno de sus integrantes sus derechos y cuando el amor es sustituido por la amedrentación y la violencia? Así mismo, ¿de que tipo de "patria" hablamos cuando se pretenden cercenar la libertad de expresión y denuncia?
Equivocados están por tanto, el gobierno y sus lacayos al gritar que nos callemos. Ellos, curiosamente abanderados de la globalización cuando de regalar nuestros recursos se trata, son ultra "nacionalistas" y mega "patrioteros" cuando son las ideas y las personas las que se movilizan.
Como su doble moral no es la nuestra, aspiramos globalizar la esperanza de un mundo mejor en cualquier rincón del orbe, trayendo la buena nueva de que los tiempos han cambiado y, como en la casa de la abusada, hay gente afuera dispuesta a ayudar cuando a uno lo maltratan.
*RICARDO MONTENEGRO-VASQUEZ
Abogado, Director Ejecutivo de PODER CIUDADANO www.poderciudadano.info
Presidente del Círculo de Pensamiento Caribe
Abril 20 de 2006
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