Comentarios sobre Columna "el otro carnaval"

Dr. HORACIO BRIEVA,
Columnista EL HERALDO

Estimado Horacio,

Un cordial saludo, con interés como cada vez leí tu columna "el otro carnaval" (QUE ADJUNTO) sobre el tema de las elecciones que se avecinan, considero importante guiar a las masas con criterios claros sobre por qué? y para qué? deben elegirse a los mejores en una democracia.

Lamento que la misma no haya sido tomada en su totalidad y que una emisora, que se autodenomina como más la oída en Barranquilla, haya soslayado el tema de los delitos electorales cometidos (como la compra venta del voto y el constreñimiento del que fueron objeto miles de ciudadanos en el departamento) y que se haya concentrado en algo anecdótico o del folclor - no exclusivo de éstas latitudes - como lo son los sempieternos candidatos, a mí particularmente no me cae el guante porque no lo soy, pero defiendo el derecho que tiene cualquiera de postular su nombre.

Columna bien escrita, animada por motivos de beneficio para la democracia, mi pregunta precisamente sobre el tema final (el de los candidatos sin opción) es que si no escuchamos otras voces, si sólo le damos chance a los mismos, cómo haríamos para renovar la política? porque podemos correr el riesgo de parecer un perro que se muerde la cola en el sentido de que sólo tendrían derecho a los espacios democráticos los mismos que siempre acceden y que coincidencialmente son los mismos que comenten las mismas prácticas sin darle chance a otros. Circulo vicioso que algunos tenemos el valor de enfrentar desde la vera del camino.

Finalmente, creo importante que desde entidades como Protransparencia y otras se hagan las recomendaciones del caso, instruyendo a los y las candidatos, electores, jurados y testigos sobre el fundamental papel que tienen en la democracia, por ser liberal no soy muy amigo de las cosas obligatorias (con excepción de los derechos fundamentales como vida, salud, educación, etc) pero tocaría estudiar el tema de hacer obligatorio, así sea transitoriamente, el voto para que se acabe tanta vagabundería y corrupción.

Mientras eso pasa creo que en este proceso sobran las vallas lindas (que afectan al medio ambiente) y los mensajes de buena rima sin sentido y que hacen falta debates de discusión con las propuestas de los candidatos, no hay que cerrar los espacios como Telecaribe a éstos temas, antes a los de la prensa local hay que animarles que organicen tertulias, conversatorios y demás, a que pidan cuentas a los que han hecho poco o nada, a que entrevisten (SIN PAYOLA) a las nuevas propuestas y a organizar espacios para el debate ciudadano eso es lo que se hace en otras partes de Colombia y el Mundo democrático, hay que decirles que no todo puede ser pauta, los medios (como lo dije en mi mensaje por el día del periodista) tienen como objetivos entretener, informar con veracidad y educar para la libertad, por eso cuando dejan de hacer eso en otros países con niveles más altos de dignidad, con justificada razón los cierran recordando que antes que un negocio lo que tienen es un compromiso con el buen uso del espectro electromagnético y que las licencias expedidas son propiedad de la nación.

Puede que con lo dicho quede condenado al ostracismo, pero al final prevaleceremos los buenos que somos siempre más. Ojalá a tí y a los buenos ciudadanos que desde un diario prestigioso como El Heraldo guían la opinión si les paren bolas, porque a otros los "outsiders" los que no tenemos la tula para pagar 10 cuñas diarias pocón, pocón.

Un fuerte abrazo,


RICARDO MONTENEGRO-VASQUEZ
CANDIDATO A LA CAMARA POR EL ATLANTICO, Liberal 105

http://ricardomontenegro.blogspot.com
Cel 312 6707269

CC: MEDIOS DE COMUNICACION LOCAL y otros
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El otro Carnaval

Por Horacio Brieva

A partir de hoy y durante cuatro días fragorosos, centenares de miles de barranquilleros y barranquilleras nos liberaremos de los forzosos corsés de la cordura cotidiana y ejerceremos el sagrado derecho a volvernos locos, que el Nobel de Aracataca reivindicara en este diario en cierta ‘Jirafa’ antológica.

Pero una vez muera ‘Joselito’ y sea enterrado el martes gozosamente, entrará en su etapa final el otro Carnaval, que de nuevo esta vez se ha entremezclado con la más universal fiesta folclórica de Colombia. Ese otro Carnaval arrancó con una zonificación ruidosamente fraudulenta en la que presenciamos el desfile de votantes, como ha venido ocurriendo en este proceso de registro de cédulas, de una Localidad a otra, de un barrio a otro, distantes varios kilómetros, sin que ello resulte cuerdo, pues lo democráticamente coherente sería que las personas sufragaran cómodamente, juiciosamente, cerca a sus casas. De las 190 mil personas que se zonificaron en Barranquilla, a finales del año pasado, el 22 por ciento, es decir algo más de 40 mil, se inscribió en puestos ubicados en direcciones muy lejanas de las que figuran en el Sisbén. El caso de Santo Domingo de Guzmán, uno de los barrios más grandes de la Localidad Sur-Occidente, es insólito: es el mayor proveedor de electores trasteados a diferentes y retirados puestos de votación. Este barrio es el más grande ‘exportador’ de votantes. Y es una prueba concreta de que en Barranquilla el comercio ilícito del voto es algo masivo y obsceno, y que unos políticos influyentes y poderosos están detrás de esto y nunca les pasa nada. No le temen a la Ley, ni escarmientan con las anulaciones de las zonificaciones. Como esta última que decidió el Consejo Nacional Electoral, y a cuya investigación contribuyeron el Comité Intergremial, Protransparencia, la MOE y Corcaribe con una información ilustrativa sobre el trasteo, que plasmamos en unos mapas de la ciudad, derivada del cruce de la base de datos del Sisbén, tomada de la Web de la Alcaldía Distrital, con una muestra de la zonificación.

Otra de las atracciones del Carnaval electoral es el espectáculo de los sempiternos candidatos que siempre naufragan. Son personajes que desde que probaron la taruya siguió gustándoles extrañamente la acuática plantica. Sus nombres y apellidos son parte, en razón de sus sucesivas derrotas electorales, del ‘panteón’ de Puerto Mocho, adonde van a ‘dar’ todos los candidatos que fracasan en sus intentos. Figurar en los tarjetones electorales les produce un raro deleite. Hacer el ridículo no los conturba. Para estos puntuales animadores de la fiesta electoral debería haber alguna distinción. Algo que premiara su repetitiva obstinación. También debería instituir nuestra folclórica democracia un galardón para visibilizar a los hombres o mujeres, por lo general de raíz popular (más conocidos como ‘mochileros’), que se prestan para movilizar a la ‘ganadería’ electoral, esa masa que se deja, con una mansedumbre casi bovina, enlazar y llevar a las urnas a cambio de un yerbajo de billetes. Este otro Carnaval, elección tras elección y a medida que se incrementa su indigencia moral, genera más desesperanza y por tanto algo peligrosísimo para cualquier democracia: la repulsa ciudadana a la política.

horabm@yahoo.es

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