EUTANASIA PARA UNA LEY
Por Ricardo Montenegro-Vásquez*
Colombia, esquina de latinoamérica segunda en Biodiversidad y primera en reinados de belleza, es también el hogar de una frondosa legislación nacional.
Entre 1995 y 1997, en parte impulsados por las nuevas herramientas participativas de la constitución política expedida de 1991, un grupo de estudiantes universitarios nos dimos a la tarea de impulsar el estudio y aprobación de una ley marco para asuntos de juventud.
Finalmente, luego de la presentación de seis proyectos y arduas sesiones en el Congreso, fue expedida la ley 375 de 1997 que entregó elementos de juicio para la delimitación institucional de competencias en el diseño de políticas para este importante sector poblacional. Asímismo, establece un sistema de participación juvenil por medio de los Consejos Municipales y Departamentales de Juventud, materialización de los procesos emprendidos en Medellín y el Departamento de Bolívar.
Menos de diez años después, la ley se encuentra a punto de recibir eutanasia por parte del gobierno nacional, que en el pasado estructuró la política de juventud a través de Consejería (gobierno Gaviria), Viceministerio (gobierno Samper), programa (gobierno Pastrana), y hoy en la adminsitración Uribe es un apéndice de la Presidencia que gestiona recursos de la cooperación internacional.
El calvario de las políticas públicas para la juventud, en cifras: casi una cuarta parte de la población nacional, parecerá tener fin al enterrar los consejos de juventud, figura altruista que permite al interior de las municipalidades el empoderamiento de las nuevas generaciones. Molesta, además, la poca concertación de esta reforma con la cual Colombia Joven (el apéndice de marras) pretende acabar con una justa normatividad lograda con el esfuerzo y la amplia participación juvenil.
Quiera que este 20 de julio, cuando sea presentada la reforma a la ley de juventud en el Congreso, se pueda lograr un remedio para un enfermo que nació mal, sin defensas, recursos, ni dientes jurídicos, pero que a pesar de su escualidez ha sido de beneficio para la democracia
* Abogado, Presidente@circulocaribe.com
Secretario de la Unidad Internacional del Partido Liberal Colombiano
Antiguo dirigente estudiantil e impulsor de la ley de juventud en el Atlántico.
LA PATRIA PARA UN "THIRTY SOMETHING"
Por
Ricardo Montenegro-Vásquez*
"Patria te adoro en mi silencio mudo" así rezaba una poesía que los niños de los setenta soliamos recitar en cada acto cívico.
Colombia nuestra "patria querida" es un conjunto de saberes y sensaciones, que poco a poco se marchita gracias a la globalización. Para muchos, que estan fuera, es un recuerdo de parranda vallenata con amigos que se juran amor eterno. Es un video que ven cada vez que les falta algo que ya no es suyo.
Para los malos hijos, es el escenario de una guerra que se empeñan en continuar a pesar de que la función teatral no tiene público, ni guión coherente. Pero para los buenos es oportunidad, reto, desafío por lograr muchas cosas para los que en el mañana tendrán allí mismo - ojalá - su propio espacio vital.
La patria para unos, es como la esperanza de la mañana en la que se abren sus vidas; para otros desencanto de un proyecto fallido truncado por las malas decisiones y para algunos - demasiados quizas - añoranza de algo que no volverá.
Bogotá DC, 20 de julio de 2005
* RICARDO MONTENEGRO-VÁSQUEZ
Abogado, Presidente del Círculo de Pensamiento Caribe -
Columnista de El Colombiano Miami Dade
Patria
¡Patria! te adoro en mi silencio mudo,
y temo profanar tu nombre santo.
Por ti he gozado y padecido tanto
cuanto lengua mortal decir no pudo.
No te pido el amparo de tu escudo,
sino la dulce sombra de tu manto:
quiero en tu seno derramar mi llanto,
vivir, morir en ti pobre y desnudo.
Ni poder, ni esplendor, ni lozanía,
son razones de amar. Otro es el lazo
que nadie, nunca, desatar podría.
Amo yo por instinto tu regazo,
Madre eres tú de la familia mía;
¡Patria! de tus entrañas soy pedazo.
Miguel Antonio Caro (1843 - 1909)
El 20 de julio de 1.810 se firmó la independencia de Colombia cuando Don José Llorente se negó a prestar un florero que tenía en su base las armas reales de España para utilizarlo en un agasajo al Diputado Regio, capitán de Navío de José Antonio de Villavicencio. El señor Llorente utilizó una frase soez para referirse a los americanos y ésto enardeció el ánimo de Don Francisco Morales y el de sus hijos Francisco y Antonio, quien golpeó a Gonzáles Llorente. El pueblo se amotinó en la Plaza Mayor y gritaban "Mueran los chapetones", que era como se conocía a los españoles peninsulares. Esa disputa originó los hechos que concluyeron en la Independencia de la República.
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